El tema central de nuestra predicación como LA ULTIMA REFORMA, es el Evangelio de Pablo; no hay otro y para enfatizarlo lo resumimos en tres aspectos inclusivos que consideramos medulares, ineludibles y de extrema relevancia doctrinal; los cuales son:
- Pablo es el apóstol de los gentiles (Rom 11:13; Gal 2:2; Efe 3:8; I Tim 2:7; Hch 9:15, 22:21; 26:17); por tanto, es el instrumento para dar a conocer los misterios a la Iglesia de Jesucristo (Efe 3:10); y debe entenderse como su único Apóstol. Pablo incluso ddenominaba su ministerio como el Apostolado de la Incircuncisión (Gal 3:7; Rom 3:30); estableciendo con claridad meridiana una diferencia entre la alianza final con la Iglesia (Su Esposa) y el fenecido pacto hecho con el Pueblo Judío, el cual fue rechazado víctima de las cláusulas de ese mismo pacto.
- Su Apostolado es la única vía de revelación para la Iglesia (Gal 1:12; Efe 3:3); de hecho, Pablo enfatiza su apostolado desde la perspectiva de su misión (Rom 1:5; I Cor 9:2) ; por eso se define como el “perito arquitecto” (I Cor 3:10); y su mensaje como “mi evangelio” Rom 2:16, 16:25; II Tim 2:8).
- Su Mensaje, sus cartas y su revelación son el evangelio (Rom 15:16; 15:20; I Cor 1:17; 4:6; 4:15; 9:16; II Cor 10:16; Gal 1:6; Efe 3:6); él único destinatario de sus cartas es la Iglesia; el cristianismo tradicional considera la inspiración plenaria de las escrituras hebreas y griegas en su conjunto; sin embargo, son las Cartas de Pablo (y las declaraciones suyas registradas en el Libro de los Hechos de los apóstoles) el evangelio para la Iglesia; por eso lo consideramos de forma exclusiva el evangelio de pablo; el destinatario de los escritos griegos anexos al llamado nuevo testamento tienen otro destinatario; y de los libros histórico-biográficos, el que mayor relevancia tiene por el sentido crítico de su autor es el de Lucas. Las escrituras hebreas son un componente importante de historia y reflexión, pero no de revelación.